A mi hijo
¡Qué cansancio, Gabriel, el ala dura
de la necesidad burguesa y cada
pequeña mezquindad acomodada
en bien del bienestar y la estructura!
Tú cúrate y locúrate, procura
una mirada suave hacia la nada,
sal de lo cotidiano, la mirada
amplía hacia la altura.
La fortuna es fugaz como un cometa,
la vida es una pasar resbaladizo,
un desliz magistral, rizado rizo,
¿la familia?, ¿la fama?: no hay receta.
Mejor toma del sueño y la medida
la descansada vida.