No dejaré que caigas al abismo,
el subsuelo es fatal para los huesos.
Como una red, me opongo a tu derrota
y acojo la caída y te sostengo.
Yo te propicio el salto hacia el vacío
y ese vacío es alto, es libre y alto.
La rueda gira y es siempre la rueda,
volver siempre volver y el llanto, el llanto.
No dejaré que caigas en el vuelo,
alado pez en busca del sosiego
de cierta luz que brilla en la memoria.
Hay algo más allá, ave que duerme,
del aparente cielo, el mar pequeño:
no dejaré que caigas en el sueño.