Como si todo un mar me sostuviera
y ahogara el respirar sin anestesia
en este limbo absurdo de manera
que imploro la fortuna de la amnesia;
como si en este círculo estuviera
en líquido naufragio y en la iglesia
de la respiración no resolviera
color, olor, calor en sinestesia;
así siento la estela de un zarpazo,
así transcurre el día sombra a sombra,
de pared en pared, de nada en nada,
y temo al hueco inerte del abrazo
y no poder nombrar lo que te nombra
y no poder llegar a la llegada.